Muriel, una joven maestra, es destinada a Beirechea, un pueblito de las montañas del Pirineo navarro. Acaba de terminar sus estudios brillantemente. Ella siempre ha soñado con una escuela moderna, bien instalada, alegre, pero tiene que enfrentar una realidad distinta: una escuela destartalada, gente sencilla, cerrada e insensible a la cultura. Todo ello deja en el ánimo de Muriel una sensación profunda de desaliento. Poco a poco va superando su desesperanza. Muriel ve cada vez con mayor claridad que tiene que cumplir con una misión importante: que la gente del pueblo comprenda que la educación le ayudará a realizar mejor todo lo que tenga que hacer en la vida. Los meses van pasando. Muriel va haciendo amistad con la gente del pueblo y así se va sintiendo integrada a aquel rincón montañoso, a su gente y a sus costumbres, de manera que cuando su hermana Silvia llega al pueblo para ofrecerle un trabajo prometedor en Pamplona, Muriel lo rechaza categóricamente y decide quedarse en Beirechea. Un buen día conoce a Javier Arive, un joven agricultor que había intentado sin éxito introducir en el pueblo técnicas modernas para mejorar el rendimiento agrícola, y a quien la gente del pueblo ve con desconfianza. Paulatinamente, Muriel descubre que algo especial surge en ella cada vez que se encuentra con él. Termina el curso. Después de las vacaciones, Muriel regresa al pueblo con nuevas energías para reanudar el trabajo. Continúan las actividades en la escuela y los encuentros con Javier. Juntos trabajarán para elevar el nivel cultural de la gente y para mejorar la situación agrícola del pueblo.
Una de las ideas principales que me ha llamado la atención de la obra ha sido el paso del rechazo hacia el pueblo y la enseñanza rural, a adorarlo y encontrar en él tanto amigos que se convirtieron en fundamentales en su integración, como el reto de educar a esos niños. (También el amor de Javier).
Esa adaptación y cambio de perspectiva se producen gracias a valores como la sencillez y familiaridad que representa el pueblo, la superación y esperanza cuando logra que progrese Teresa y consiga ir a un Instituto abriendo camino para seguir con los demás, y el cariño y afecto que le proporciona la gente del pueblo y en especial el párroco Don José Mari el cual termina siendo un apoyo fundamental.
Como libro me ha resultado interesante por el gran cambio que hace Muriel de ciudad a pueblo y consigue adaptarse en un periodo de tiempo tan corto. Afronta un verdadero reto ya no solo por la dificultad de educar a esos niños que carecieron de une enseñanza de calidad, sino enfrentándose a los problemas de las instalaciones que se encontraban en mal estado y el trato algo antipático con la gente.
También sirve como ejemplo a seguir para poder llevar una educación de calidad y formar a los hijos de familias rurales, y como estudiante de magisterio me inspira no solo en llevar a cabo retos y oficios como ese sino a superarme. La historia d Muriel no sólo sirve como ejemplo de superación para maestros sino en cualquiera de los ámbitos laborales a los que se pertenezca. Siempre hay que ir a por más porque siempre se puede lograr más. Trabajo, esfuerzo y constancia harán imperio.
Baquedano, L. (1981). Cinco panes de cebada. Madrid: SM. (Sinopsis contraportada libro).
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